En la actualidad, la fe se ha unido a la esperanza. Lo que antes se deseaba a Diós con fe, ahora se espera del cosmos que mediante la esperanza coaccione y cumpla nuestras exigencias tan deseosas de amor. Como ya he comentado, la síntesis de la esperanza consiste en una creación en la razón de nuestros deseos repletos de amor a que se cumplan por mera coacción de las fuerzas de la naturaleza.
Pero aún así la esperanza tiene su lado oscuro, como todo bien, tiene su parte negativa, la desesperanza. Se trata del estado mental que tenemos cuando no tenemos fuerza de voluntad para creer en nuestra persona o en una situación como posible. Esta se crea cuando hay una frustración en la vida de uno, cuando tienes unas expectativas sobre una situación y son soterradas por una cruda y veraz realidad.
La esperanza en sí es algo positivo a mi parecer, junto a su antítesis. Pues se tratarían de dos herramientas de la intuición, del juicio y de la racionalidad del pensar, cosas muy sanas. En el día a día las podemos apreciar delante de cualquier ser vivo el cual tengamos razonamiento necesario para entender. Cuando se cumple una acción esperada se crea mucha felicidad, obvio, se cumplen las expectativas, pero por la otra parte, cuando caemos en la desesperanza, perdemos las ganas de realizar la acción dicha por falta de autoestima o falta de pasión y eso podría hacernos perder incluso las ganas de vivir.
Yo creo que en realidad, que a mi parecer, la única variable que se mantiene durante nuestra vida es el yo, por ello es más importante trabajar el yo en cuanto a esperanzas como propósitos que los demás, sin desestimarlos, simplemente tenerlos en segundo plano sin olvidar sus necesidades, sencillamente perpetuar lo propio y mantener como algo que sea olvidable los demás. Suena extraño, pero como lo único que se nos mantiene en nuestra mente por siempre en nuestra vida es el yo, mejor dar provecho de él antes de pensar en los demás, así el único daño que te podrás llevar será el de tu propia decepción, no las decepciones que te pudieran haber provocado los demás en quien tienes aprecio y esperanza. Y no tiene que ser necesariamente egolatría, pues simplemente desestimas a los demás sin dejar de prestarles atención para poder tener más tiempo para dedicar a tus meditaciones personales.
''Para conocer el mundo, primero conócete a ti mismo.''