Este amor está estrechamente ligado con el tiempo, pues nosotros amamos aquello que perdura en el tiempo como útil y por lo tanto bueno a nuestros ojos, y lo utilizamos como ejemplo para realizar acciones que tienen características similares.
“El tiempo es una herramienta de sabios y para los prácticos inmalgastable, pues su precio es incalculable y éso significa que más valía que el oro tiene.”
Para utilizar el tiempo adecuadamente utilizamos el instinto animal que cada uno tiene en su interior, traducido en emociones(felicidad, ira, tristeza, miedo o repulsión) y sentimientos(nostalgia, confusión, amor, odio, ...) . Las emociones se tratarían de las primeras impresiones sobre una situación, y los sentimientos serían las emociones enquistadas(en buenas o malas situaciones) con un razonamiento que se nos presentan en distintas ocasiones. Tanto las emociones como los sentimientos se basan en verso a ciertas características que observamos durante nuestras vidas en situaciones parejas mediante el uso de la experiencia y/o los consejos de una figura maestra, y en base a cómo nos hayan afectado o como creamos que nos vayan a afectar, tendremos un efecto sobre dicha situación.
Para actuar en verso a una situación utilizamos de lo que se nos ha mantenido o hemos creído que era bueno para nosotros utilizando las reglas de la evidencia de la situación en cuestión. Ésto es debido a que unas características que prevemos que serán permanente o momentáneamente buenas para nuestra persona. Son éstas las características a las que sentimos aprecio o amor, eso es amor a lo obvio, a lo anteriormente racionalizado y posteriormente generalizado. Nosotros los humanos amamos las reglas de las evidencias de la intuición, los patrones que denotan que cierta acción va a ocurrir, es por eso que las transformamos(las características que caracterizan la acción) en entendibles por nuestro raciocinio utilizando la razón y la lógica, creando así nuestras propias reglas de la evidencia, mediante la experiencia y los recursos de los consejos, debido a que, mediante nuestra perspectiva, va a ocurrir cierta situación porque ya ha ocurrido anteriormente una situación parecida con características muy similares, son lo que yo llamo “los patrones canónicos” que se observa como se forjan mediante la práctica y el error.