La verdadera verdad a mi parecer se halla en la bondad y en el querer lo que uno no puede abastar (véase ambición), el conocimiento iluminador de caminos no hipócritas, sencillos pero singulares, pues no todo depende del interés del artefacto metafórico, sino del valor y la paciencia inocente que uno le dé enfocado en el bucle hipocrático (el bucle de dudas lógicas - El caracol) y el criterio justo de de unir los nexos pacíficamente mientras se discunte de la matriz de los supuestos matriarcas y patriarcas del género exhibido, siendo así un samurai gnoseológico. Para ello no vale justificarse en el eco del río (eqquos das rías) o los reflejos de las personalidades, sinó para motivos serios para las metáforas ensombrecidas por el mismo sol y sus sombras reflejadas, que al tuntún crean imágenes ensombrecidas que provocan malinterpretares y a su vez absorciones de conocimiento para discernir el conocimiento sano para el futuro, al menos a mi parecer.
Ekkos quo das trandafair.
El eco de los justos solo lo guía la bondad del camino.