El navegante
Remo camino a la nada
con mi vida ya sellada
esperando el acontecer
de mis aspiraciones.
En el mar donde navego
voy perdido como un naufrago,
perdido en las instancias,
perdido en el teatro.
Pero las olas no paran,
pasajes que no sabemos donde irán,
golpean con fuerza mi barco
y con suerte lo hundirán.
Los tiburones quieren devorarme,
con sus mandíbulas, despedazarme,
pero yo no quiero perecer aún
y por eso remaré con más brío aún.
A ver si a una isla yo llegar
para así no dejar de cantar,
para así poder apostar
y pisar tierra de algún lugar.
Necesito por fin repostar,
conocer gente del lugar
y despedirme por un tiempo
de mi buque, mi musa.
Entonces vi por la lejanía
una isla como yo quería,
y mi motivación creció
pues pensaba que moría.
Y al final, tras días de navegar
una isla yo encontrar
y por fin y con mucho deseo
pude ver tierra y abandonar la mar.