Creer en algo
es darle poder
a esa idea ciega
que quiere rimar por sed.
Todo idea
está argumentada
en esperanza y fe sellada
para que sea de su agrado.
Ahogada la idea
en estrictos sentimentalismos
que no entendemos su realidad
que engloba en si mismo.
Solo nos fijamos
en aquello que nos transmite
que sin ponerle límite
nos hace pensarlo.
Pensarlo y darle emoción
en de pensar nuestra noción,
lógica especulativa,
horizontes por donde miras.
Realmente nunca sabrás
que simboliza en su integridad
pues quien no entiende
de emociones se cubre.
Apoyar ciegamente algo
simplemente es por amor,
a una idea de varios
que sigues por inocente clamor.
Nunca descubrirás
todo lo que la idea conlleva
pues todo el que la piense
la extenderá hasta donde pueda.
Pero siempre habrán los guías,
los que su idea no se cambia
pues no te dirán el porque
se esconde en sus motivos.
Los ciegos
vendas en los ojos se pondrán,
seguir cosas auditas
y que en un futuro
otras inauditas saldrán.
Toda idea
guarda matices,
traumas y cicatrices
que en un futuro a luz saldrán.
Y en este afán
del rebaño a seguir
se separarán ideas
que sin medidas de diálogo
sus tabúes intentarán imponer.
Unas se solaparán a otras
y solo ganará la más seguida
más sin preámbulos,
sin autoría,
odio en minorías generarán.
Todo para hacer a todos por igual,
normales, sin divergencia,
con un culto a algo visto como normal,
que sin pensar de más
en el se ahogarán.
Y los pocos que sean anormales,
divergentes, reales,
no se cegarán
y más conocimiento de todo
así obtendrán
todo por aprender
todo lo que abarca la realidad
.
Aún así
los disidentes
serán como locos tratados
y así silenciados,
sentenciados a no pensar.