Veo cuando la luz se va
meras sombras en la lava,
calientes y temerosas,
nubes que a donde irán.
Fresno espinado,
canciones del Dorado,
rimas de un pueblo
que lastimado se vuelve dorado.
Mediocridad de lo absurdo,
raíces de lo profundo
conforman un pasado,
cuales ramas yacen en la superficie
y denotan una turbia calvicie.
Kamikaze de los surcos
del azar los más abruptos,
aprendes de la inocéncia,
que con el tiempo se volverá experiencia.
Aprenderás día a día,
de la luz de la rutina,
sacrificios inertes por el día,
y descansos reflexivos por las noches.
Oh turbia y maquiavélica rutina.
Y tú más adelante crearás,
los aros de fuego sin duda
los cuales harás que tu rebaño suba
y supere sin apenas dudas.
Oh sabios del azar,
metáforas de oro crearán
verdes y doradas luces
que en el mar de pensamientos se fundirán.
Y de allí saldrán consejos,
turbios, sin aparente razón y viejos,
que sin pasión escuchados
nunca a cabo serán llevados.
Y es que se trata de tiempo ahorrar,
más valía que el oro el tiempo llevar.
Poderosa y latente variable,
eterna y para los prácticos inmalgastable.
Oh sabia razón,
llevas tu los ecos del corazón,
más poderosa que lo emocional,
llevas tú el clímax pasional.
Y yo solo quería explicar
unas meras palabras del azar,
duras y con coraje,
que llevan en sí un traje.
XXXII
Buscadores de canales
de agua corriente, normales,
sabios en hechos del corazón,
alquimistas de mucha razón.
Lleváis un abrigo como traje,
una aura que marca coraje
y una tentación impía
que denota cierta valentía.
No os creáis por mis halagos
los dueños del mundo, los amos,
pues el amor de un corazón
puede seros una gran traición.
Traición o tentación,
vosotros decidiréis,
pues vosotros en el fondo de estos ocasos
tal vez realmente no entendéis.
Ni yo realmente tampoco,
pero con el esfuerzo de antaño
puedo conseguirlo en más de un año.
Perseverancia y esfuerzo,
tan sano como el almuerzo,
intuición y tal vez pasión,
aprender a sanar heridas del corazón.
O tal vez otra vía,
tal vez más salvaje, impía.
Escudar nuestra pasión,
de las heridas de nuestro corazón
en un frío y bloqueado armazón.
Pero esta no sería la salvación,
pues se trata de otra dulce tentación
que con salud y cobardía,
decidimos tomar en aquel día.
No os diré la solución,
pero tal vez una posible reflexión:
''Si las verdades quieres obviar,
por ello primero tendrás que observar,
para más tarde poder generalizar.''