En el sendero de la vida nos encontraremos muchos obstáculos, algunos más peligrosos y terroríficos y otros más mundanos y simples de superar, entonces, nosotros los aprovecharemos para crear nuestro camino, nuestro Tao y utilizaremos aquello aprendido de los obstáculos forjado en la experiencia para crear, asfaltar y adornar nuestro camino. El camino es arduo y fatigoso pero a la vez cambiante y bonito, todo dependerá de nuestro punto de vista y de nuestras circunstancias del momento en que nos encontremos. Instintivamente tenemos la pasión para que, mediante actos, forjemos nuestro camino en base a lo que queremos, y ésto que queríamos, ya logrado, queremos que perdure en él, sean farolas, casas, paisajes y/o experiencias (en nuestro camino me refiero), entonces queremos que perdure en la duración de nuestra vida o en poténcia al infinito, pues, nos proporciona felicidad saber que está ahí.
El anhelo a la estabilidad no es un mito, es veraz como la vida misma, pues, la vida misma lo conlleva. Queremos que aquello que nos hace feliz no sea fugaz sino que sea permanente, pues nuestro yo en potencia eterna así lo desea. Ésto que me estoy refiriendo es fácilmente apreciable en el ejemplo que os voy a poner ahora:
Todos hemos tenido abuelos alguna vez, y los queríamos mucho pero el curso de la vida se los llevó con él y nosotros no queríamos, pues, eran un modelo de referencia y una figura muy querida para nosotros.
Aquí se demuestra que las cosas que aprecias no quieres que se te escapen de las manos por el mero hecho de que el ego quiere que sean permanentes, pero aún así lo que has deseado que sea permanente no lo es, pues la vida es una rueda de cambios constantes y no se detiene en ningún instante, todo ser pensante cambía por el hecho del entorno o por reflexiones en uno mismo, y esto es inevitable, todo ser se guía por su instinto pasional, la intuición.
La estabilidad se nota en las rutinas, en los patrones canónicos, sea en acciones repetidas o en patrones conductuales, todos con el tiempo queremos alcanzar un yo estable parecido al super-yo o yo ideal. Todos queremos mantenernos estables, pues, es algo que las personas agradecen por el hecho de tener una imagen fija de una persona o saber que tendrá los patrones como ellos los recuerdan, así sabrán si acercarse o alejarse, si tener peligro o no tenerlo, si amarlo o negarlo, si pedirle o esquivarlo, si sabrá o no sabrá, si es bueno o malo, si vale la pena o no, todo depende de que busquemos en la persona en cuestión.
La estabilidad es lo que busca todo ser humano en cuanto a vivir se refiere: una buena casa, unos ingresos económicos estables, una familia que estará allá cuando se la necesite y unos amigos para poder hablar y tener encuentros con ellos cuando se les requiera. Fiabilidad al entorno, fiabilidad a la probabilidad, precisión, anhelo de estabilidad.